De repente me encontraba en una locura inmensa un mar de sangre frente a mis ojos y más aún en mi cabeza la gente al mi alrededor veía cosas que yo no o tal vez era lo contrario yo veía cosas que ellos no podían lo cierto es que todos confrontaban contra mí todos me miraban con pena a la vez tenían una risa diabólica con ojos saltones mi cabeza súbitamente estallaba de preguntas cómo por qué cuándo y dónde me había pasado. Es como si hubiese estado dormido mucho tiempo y de pronto los 8400 segundos que pasaban en el día se desvanecían en el acto los 1440 minutos no eran suficientes mis preguntas no eran metódicas y tan rápidas para el tiempo que me quedaba o tal vez sí pero ya no tenían sentido.

    El paso del tiempo es cruel para todos, se acercaría así un futuro cercano un tiempo de esperanza y conflicto siempre las hay, esperanzas, pero no son más que un sentido que vibra alrededor de uno mismo cuando lo necesita esta vez no tenía uso de la razón la emoción me consumía por completo las lágrimas se descomponían al caer en el papel que escribía, en el que trataba con frecuencia componer lo que asimilaba mi cabeza pero que termino por desechar ya que no soy capaz de escribir mi juicio.

    En la cama del hospital de 1947, en las afueras.